Probablemente no exista alguna otra prenda en el mercado actual del vestido que refleje tanta actitud o “coolness” como una chamarra. Cualquiera puede andar por allí pasando un buen rato de manera más o menos regular, sin mucho aspaviento –en una fiesta, afuera del cine, en una reunión con los amigos; no obstante, en el momento preciso en que alguien se pone una buena chamarra –sea mujer u hombre–, y sobre todo si esta chamarra posee un diseño exquisito que se adapte a las líneas del cuerpo y haga resaltar nuestra anatomía, logra transformar de inmediato a ese sujeto en otra persona, una con mayor estilo, con una personalidad más atrevida, salvaje, audaz.
 
Personajes icónicos de la cultura pop han hecho historia junto con sus sorprendentes chamarras de cuero o de vinil: Elvis Presley, James Dean, John Travolta, Michael Jackson, y la lista sigue y sigue. La diseminación masiva de sus imágenes a través de los medios de comunicación que los han llevado al estatus de “estrellas”, han hecho lo mismo con sus chamarras, resaltando sus respectivos papeles en el cine o sus apariciones en videos musicales.
 
chamarras
 
A partir de entonces, el portar una chamarra de alguna manera recupera un cierto estereotipo –positivo: no todas las etiquetas son malas– que supone un relativo desafío para el orden establecido en nuestro imaginario colectivo, sin por ello llegar a amenazarlo por completo: tiene el poder de transformar una imagen común y corriente en otra considerablemente atractiva, una que los ojos de los demás no podrán evitar captar, debido al “sex appeal” que emana. Un pequeño –pero efectivo– guiño de rebeldía.
 
Precisamente por esta concepción “iconoclasta”, cualquiera podría pensar que usar una chamarra en la oficina se encuentra fuera de lugar, pues reta la uniformidad que debe de reinar en cualquier contexto que intente destacar el orden y la concordia entre trabajadores: en Rozen creemos que no es así, y en ese sentido, somos innovadores en el terreno de los uniformes. Al portar una chamarra en el trabajo uno proyecta excelentes mensajes: hace que la gente se sienta más libre, más a gusto en su campo laboral, aumentando su productividad y su confort dentro del contexto en el que se desarrolla profesionalmente, sea éste una oficina, un taller… el cielo es el límite.
 
La versatilidad de una chamarra es una de sus mayores virtudes, pues, además de poder usarse en contextos sumamente variados, es fácil de quitarse y de volverse a poner: es una prenda cómoda, fácil de cambiarse y de transportarse de un lugar a otro, y, como hemos dicho, una prenda bastante “cool”. En pocas palabras, es LA opción en esta nueva era de los uniformes para empresas y corporativos, representantes de una ideología más abierta, menos rígida, abriéndose al público joven de una manera en la que no se había podido hacer antes.
 
En Rozen, cuando se trata de chamarras, hay al menos tres factores que son importantes para nosotros: materiales, confección y diseño.
 
Primero, nuestros materiales, al ser de la más alta calidad, suponen una delicia táctil para el que los porta. Tratamos –y logramos– aplicar esta misma filosofía a las chamarras que producimos, con gran éxito.
 
En términos de confección, la cosa no cambia demasiado: los acabados que les damos a nuestras chamarras son impecables, pues cada una de estas prendas se elabora con un cuidado absoluto, no dejando ningún detalle a la deriva, como sucede normalmente con las marcas de prendas cuya producción se realiza a gran escala.
 
Y por último, nuestro departamento de diseño se ha encargado de ofrecer, desde el primer día, una opción moderna y atractiva al público joven en cuestión de chamarras, sin por ello  perder su elegancia y presentabilidad enfocada a un público adulto. Ya sea en nuestros diseños para dama o para caballero, el buen diseño es la brújula que nos guía, distinguiéndose de las demás marcas o compañías dedicadas a la manufactura de uniformes.
 
Nuestra variedad de modelos de chamarras es amplia: están, por un lado, las chamarras de pluma de ganso, para los climas extremos, super confortables y altamente protectoras contra el frío. Nuestras chamarras impermeables son sumamente efectivas con la lluvia, no dejando pasar ni una sola gota de agua, por contar con un material repelente que funciona perfecto frente a las inclemencias del tiempo. Al mismo tiempo, nuestras chamarras forradas cumplen el mismo propósito: protección ante un clima adverso, y un gran confort.
 
Contamos con elegantes chamarras con terminados en piel y tejidas, que hacen ver a quien las usa –como dijimos anteriormente– más sexy y distinguido. Sabemos lo importante que es la imagen para nuestra gente: nuestros clientes son la prioridad, y enfocamos nuestros esfuerzos en sus gustos y preferencias, sin duda alguna.
 
Entre nuestra variada oferta, se encuentran nuestras chamarras Quebec desmontables, así como nuestra chamarra Montreal, ambas con un diseño esmerado, audaz y moderno. La cualidad de ser desmontable permite que una prenda pueda ser transformada en dos y hasta tres prendas distintas, si nuestra creatividad nos acompaña. Nuestras chamarras para caballero Danubio y el modelo Ibérica dan cuenta del considerable esfuerzo que han puesto nuestros diseñadores en su tarea, dotando a la gente que porta nuestros uniformes de un buen gusto indiscutible y una frescura que normalmente no se encuentra en otros lados cuando se habla de “trabajo”.
 
Las chamarras para dama son igualmente una opción cómoda, confortable y sumamente atractiva para nuestro público femenino. La Chamarra Equinox y la de pluma de ganso para mujer se adaptan de manera perfecta a la anatomía femenina, haciendo lucir de maravilla a las chicas que las portan. Por si fuera poco, las ofrecemos en dos de los colores más sensuales que existen: rojo encendido, y negro ¿Qué esperas? ¡Ven por la tuya!